La sostenibilidad se ha convertido en un tema central para las empresas de todos los sectores, especialmente en el contexto de la descarbonización del transporte. A medida que avanzamos cada día hacia un futuro más sostenible, los combustibles renovables han aparecido como una opción viable para reducir las emisiones de carbono. Sin embargo, la implementación de estos combustibles no está exenta de desafíos. En esta primera entrada del blog del mes de diciembre, analizaremos el panorama actual de los combustibles renovables, los problemas asociados con su producción y certificación, y exploraremos soluciones potenciales para las empresas en este final de año 2024.
Estado actual de los combustibles renovables
Actualmente, los combustibles renovables, como el Hidrotratado de Aceites Vegetales (HVO), han ganado popularidad entre las empresas que buscan reducir su huella de carbono. Sin embargo, el origen y la sostenibilidad de estos combustibles siguen siendo temas de preocupación. En 2022, el 60% de los HVOs vendidos en España se originaban a partir de aceite de palma no residual. Solo el 10% provenía de aceite usado y un 9% de otros residuos domésticos, lo que demuestra que una gran parte de estos biocombustibles aún depende de materias primas de primera generación con un impacto ambiental muy importante.
Materias primas y certificación
A pesar de que todo el HVO vendido en España desde el 2022 estaban certificados como sostenible, esta certificación no garantiza la ausencia de daños ambientales. Muchos cultivos de aceite de palma se establecen en tierras deforestadas antes de 2008, lo que permite su certificación bajo criterios que pueden no reflejar prácticas verdaderamente sostenibles. Esta situación plantea la necesidad de una revisión y endurecimiento de las normativas, como las directivas RED II y RED III, que establecen criterios más estrictos para la sostenibilidad y reducción de emisiones.
Desafíos en la certificación y producción
Uno de los principales desafíos en la producción de combustibles renovables es garantizar que las materias primas utilizadas no solo sean renovables, sino también sostenibles. La posibilidad de que se cultiven aceites de palma en tierras deforestadas o degradadas plantea serias preocupaciones. Además, cuando se trata de residuos no agrícolas, como los aceites usados, el único criterio a cumplir es la reducción de emisiones, lo que abre la puerta a posibles fraudes y prácticas poco éticas.
Riesgos de Greenwashing
El fenómeno del greenwashing es otro desafío significativo. Muchas empresas pueden etiquetar sus productos como «renovables» sin que esto implique necesariamente una reducción real de las emisiones o una mejora en la sostenibilidad. Esto ocurre cuando las garantías de origen renovable no se acoplan a certificados de sostenibilidad, permitiendo que la demanda supere a la oferta real de productos verdaderamente sostenibles, y resultando en un mero intercambio de certificados sin impacto tangible. En este punto recordemos como vimos en anteriormente en el blog de Cámara de Comercio de Orihuela la entrada en vigor de la Directiva Europea 2024/825 viene a dar solución a esta problemática.
Directrices RED II y RED III
Las directivas RED II y RED III, que deben ser transpuestas en España antes de 2026, son pasos importantes hacia un marco regulador más estricto. Estas directivas establecen que los biocombustibles deben cumplir con criterios específicos de sostenibilidad y reducción de emisiones para ser considerados en los objetivos nacionales y para recibir ayudas. Sin embargo, existen lagunas en la implementación que permiten la certificación de productos no sostenibles bajo ciertas condiciones.
Soluciones para una implementación más sostenible
Para abordar estos desafíos, las empresas deben adoptar un enfoque proactivo y holístico hacia la sostenibilidad de los combustibles renovables. A continuación, os indicamos algunas estrategias clave:
Innovación en materias primas
Las empresas deben invertir en la investigación y desarrollo de biocombustibles de segunda y tercera generación, que utilizan residuos agrícolas y lignocelulósicos no comestibles. Estos combustibles tienen un menor impacto ambiental y no compiten directamente con la producción de alimentos.
Transparencia y trazabilidad
Implementar sistemas de trazabilidad y transparencia en la cadena de suministro es importante. Las empresas deben exigir certificaciones independientes y auditorías regulares para asegurar que las materias primas utilizadas provienen de fuentes verdaderamente sostenibles.
Integración de Certificados de origen y sostenibilidad
Una posible solución al problema del greenwashing es la integración de certificados de origen renovable con certificados de sostenibilidad. Esto garantizaría que los productos etiquetados como «renovables» también cumplan con los más altos estándares de sostenibilidad, reduciendo el riesgo de prácticas engañosas, además se ajusta a los criterios establecidos en la directiva europea 2024/825.
Colaboración y alianzas estratégicas
Las empresas deben colaborar con organizaciones no gubernamentales, organismos de certificación y otras empresas del sector para desarrollar y promover mejores prácticas. Al trabajar juntos, pueden establecer estándares más altos y fomentar un mercado de biocombustibles más transparente y sostenible.
Buenas prácticas
Varias empresas han comenzado a implementar prácticas innovadoras para asegurar la sostenibilidad de sus combustibles renovables. Un ejemplo notable es la colaboración entre productores de biocombustibles y agricultores locales para utilizar residuos agrícolas como materia prima, cerrando el ciclo de producción de manera más eficiente y sostenible.
Proyectos de Economía Circular
La puesta en marcha de principios de economía circular es necesario. Empresas pioneras están reutilizando residuos y subproductos de sus procesos industriales para la producción de biocombustibles, reduciendo la dependencia de cultivos agrícolas y minimizando el impacto ambiental.
Inversiones en tecnología
El desarrollo de nuevas tecnologías para la producción de biocombustibles avanzados también es clave. Las inversiones en biotecnología y procesos de conversión más eficientes pueden mejorar la viabilidad económica y ambiental de estos combustibles, haciendo que sean una opción más atractiva para las empresas.
En 2024, la transición hacia combustibles renovables en el sector empresarial ha presentado tanto oportunidades como desafíos. Si bien los biocombustibles ofrecen una vía prometedora para la descarbonización del transporte, su producción y certificación deben gestionarse con cuidado para evitar impactos ambientales negativos y prácticas de greenwashing. Las empresas deben adoptar estrategias innovadoras y colaborativas para garantizar que sus esfuerzos hacia la sostenibilidad sean reales y efectivos.
La integración de criterios estrictos de sostenibilidad, la implementación de tecnologías avanzadas y la colaboración entre los actores del sector son necesarias para construir un futuro más sostenible. Solo a través de un compromiso autentico y acciones concretas podremos aprovechar al máximo el potencial de los combustibles renovables, contribuyendo significativamente a la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024